
Esa parte que aún pertenece a vosotros
sin escudos –ya.
Como recorrer hasta el oasis y creer el fin
se permite el lujo de contemplar lo avanzado.
El frío se impregna pues la bufanda
se enterró debajo de la arena al despertar.
Luego crece el girasol – de una bombilla en la maceta.
Y quizás un paso más allá
sonría o se duerma.
Loco o no desespera
y el viento cubre las huellas.
¿Ha de existir en el cuerpo la esperanza,
o ha de arrancarla con contundencia?
Solapa el fragmento deshecho,
esa parte que aún yace pálido y roto.
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Miquel Gonzàlez
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