
Buscamos la luz entre el humo denso del rencor.
Tose la imaginación carraspeando complicaciones.
Es gris la llama – inexplicablemente fría.
Te repites – y yo, que si nos ahogamos
fue porque hubo un día en el que respiramos.
Me vale – quizás,
inhalar este aire contagiado de nuestro vaho.
Pero prefiero, por ahora, contraer los pulmones
y que no aprieten el corazón.
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