dimarts, 17 d’agost del 2010

V-3

A ti te regalo cada uno de los espasmos

que provocaron que este corazón se callase.

Te solté la mano, y el mundo se inundó

de un apacible y letal testimonio de un acontecimiento.

Grandes fueron los porvenires que se alzaban

y sin más, al despertar, efímeros se convertían.

Me ahogaste dentro de un vaso que, en el cristal,

veíase la razón de tan abrupto final.

A ti, que me has derrotado, te culpo de cada uno de

los movimientos sin ritmo alguno de esta bomba

que ahora, de nuevo, estalla en baños de sangre.

Black, agost'10