divendres, 23 d’abril del 2010

hastío
No siempre hace falta pensar que eres lo mejor, pero tampoco que perteneces al grupo de 'lo peor'. Quizás la autoestima vaya subiendo con el tiempo, pero es una característica general de la sociedad de ahora (como bien machacaba en mi critica a Stuart Mill en el examen de filosofía de hoy). ¿Nunca habéis pensado eso de ¿Quién soy? ¿Qué soy? ¿Por qué estoy aquí?, y el eco de tus preguntas, se te han presentado como un abismo, y te has aterrado ante la inmensidad del desconocimiento? Saber que la soledad aterra más que la propia muerte, y, que en este caso, la hemos presenciado desde que dejamos de ser atetados por nuestras madres.
Saber que por mucho que corras, siempre avanzarás solo. Y que la gente que se cruce, son simple manchas borrosas en tu transcurso, que aunque te den la mano, a veces, y sin dramatismos varios, se desprenden de ti. Y vuelta a empezar. El balanceo de la vida. Pero tu, sigues corriendo a una velocidad hiperactiva. Es, en ese momento, donde te das cuenta del significado de la vida: nadie, nada, para nada -respondiendo mis preguntas anteriores-. El significado se lo damos nosotros, y según el grado de autoestima que tengamos, lograremos maquillar ese 'nada' con un 'tengo un destino'.
Yo, de momento, y no por falta de motivación, me mantengo realista y acepto, desanimado, que la posesión de una causa y un porqué, no equivalen a una vida más placentera.

2 comentaris:

Faux ha dit...

Totalmente cierto, aunque no deberías abusar de las lecturas de Stuart Mill. Por cierto, un pensador del que partieron los razonamientos que tendría Whitman en su único libro en prosa, Democratic Vistas.

A diferencia tuya, yo en mi blog tengo un link que dice "¿Quién soy?" Das click y te sale una respuesta. Al menos es un comienzo, aunque no creas que estoy tan seguro de que yo soy ése.

Festi ha dit...

La conciencia, saber que existimos, ha tormentado al ser humano des de tiempos inmemoriables. De hecho, la filosofía ha intentado responder a la pregunta "para qué" durante siglos. Tal vez no exista "un para qué" pero esto nos atemoriza, ¿tan vana es nuestra existencia? Algunos dicen que es necesario buscar una respuesta, y tal vez tengan razón, otros se conforman en decir que hay que elegir una respuesta (llamadle religión, conocimiento, placer, empción o causa) y algunos, incluso, creen que uno mismo debe dar su propia respuesta. Tal vez, al final, uno comprende que lo importante no es la respuesta si no la pregunta